Como una fanática del cine, la ceremonia de los Premios de la
Academia, o los Oscar, como son mejor conocidos, es una de las noches que más
espero. Claramente siempre hay algo para criticar, desde el anfitrión hasta los
nominados e incluso el mismo espectáculo. Siempre alguien va a estar
desconforme con algo. Y los Oscar tienen una larga tradición de causar
polémica.
Por lo general no suelo ser muy crítica, a excepción de
alguna preferencia personal por quién tendría que haber ganado. Aprovecho para
relajarme y mirar el despliegue de moda, música, cine y espectáculo que ofrece
la ceremonia. Pero este año, al leer la lista de los directores nominados quedé
indignada. Sí, reconozco que es un poco exagerado y soy consciente que la
palabra indignada es un tanto fuerte y completamente dramática para una
situación así, pero en fin, lo sentí como un ataque personal y nunca nadie me
acusó de no exagerar.
Que la Academia no haya ni siquiera considerado a Ben Affleck
como mejor director por su trabajo en Argo
es algo que me carcome, a mí, y a muchos otros. He escuchado a varias personas
y críticos sorprendidos por el mismo motivo. Y sí, es que esta “omisión” debe
haber sido el mayor fiasco de los Oscar este año.
Más allá de cualquier tipo de preferencia personal hacia el
actor/director, no se puede negar que hizo un muy buen trabajo al dirigir la
mejor película del 2013, porque sí, increíblemente gano el premio a mejor
película sin que su director estuviese nominado. Ya sabemos que su experiencia
como director no es amplia y, sus anteriores películas no han recibido tanta
aclamación como Argo (entre ellas se
encuentran The town y Gone Baby Gone), pero las emociones que logró conseguir de
los espectadores están perfectamente logradas.
Es una película que causa emoción cuando tiene que causarla,
logra combinar el humor con la seriedad de la situación de una manera
impecable, y por sobre todas las cosas te mantiene en el borde del asiento
agarrada del apoyabrazos como si este te fuera a salvar la vida. Cuando la
película terminó, termine agotada, parecía que yo misma hubiera pasado por todo
lo que los personajes pasaron.
Tres fueron las veces que vi la película, y las tres veces
consiguió sacarme esa misma reacción. Obviamente ya sabía cómo iba a terminar,
sabía exactamente qué era lo que pasaba y en qué momento pasaba, pero eso no
evitó que estuviera pegada a la pantalla desesperada por saber si lograban
escapar o no. No muchas películas logran eso.
¿Con qué motivo un director que logra tantas cosas en una
película no es incluido en la categoría? Para mí, una nominación es un honor
más grande, es reconocer los logros, ganar el premio, es algo mucho más
subjetivo. Es de ahí que se desprende mi indignación. Con tantas nominaciones
con las que cabe la duda si deberían haber sido o no, ¿por qué negar una a
alguien que si se la merecía?